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GuArDiAnEs dE NeRvIÓn

Declaración de amor

No sé cuando surgió, ni recuerdo ese primer instante, pero sé que me marcaste para siempre, para el resto de mis días. Este Amor no fue el fruto de un profundo flechazo. El paso de los años aumentan mi pasión hacia ti. Y por eso hoy necesito contar a todos lo que mi corazón y todo mi ser sienten.

Nuestra historia de amor empezó con dificultades, como casi todo lo que se comienza en esta maravillosa vida. La diferencia de edad era abismal y mis pocos años jugaban en mi contra. Todos me decían lo mismo. Ten cuidado y no te entregues tanto que sufrirás.
Mi padre también te conocía y me hablaba y me hablaba de ti. Siempre me animó a seguirte y a conquistarte. Me llevaba a verte a sabiendas de las desilusiones que me podía encontrar en el camino. Pero mi ilusión siempre permaneció intacta.

Me hablaban de tus defectos y yo solo veía tus virtudes. Ceguera de amor, quizás. Contaba las horas que faltaban para llegar a nuestras regulares citas. A veces te veía triste, cabizbaja, desilusionada, pero era cuando más te amaba. Y otras veces radiabas esplendorosa, con un empaque y un señorío como solo tú podías tener. Me llenabas de orgullo y no paraba de hablar de ti. Me tildaban de loco y efectivamente lo era, pero loco enamorado.

Con el paso de los años, lo que empezó siendo un pequeño romance se fue convirtiendo en una historia de Amor hermosa. Hubo muchos sinsabores, desengaños, desilusiones, que no hicieron sino hacerme más fuerte. Intentaron que lo nuestro no funcionase, pero mientras mayor era el obstáculo, más sentimiento y energía me transmitías. Nuestro Amor basado en la fidelidad, el respeto, la comprensión y la pasión siempre se sobrepuso a todo y a todos.

Y llegó la época dulce que actualmente vivimos, exultantes de felicidad, con tardes inolvidables, y noches imborrables. Lo sembrado nos empieza a dar sus frutos. Todo lo que me tenías guardado me lo diste sin ninguna reserva. Me hiciste el hombre más feliz del mundo. Pude palpar el éxtasis con mis manos una tarde en la florida Holanda, pude levitar en nubes de sueños una noche de agosto donde las princesas no son de cuentos de hadas, me hiciste llorar de Felicidad y recuerdos una mágica noche de Feria. .Y sigues repartiendo alegrías, aquí en nuestra casa y lejos de ella, haciendo realidad mi sueño de niño y esperanzado e ilusionado con el futuro prometedor que juntos nos espera.

Por eso, desde lo alto de mi “Colina” quiero gritar a los cuatro vientos y que se sepa, que estoy loco por ti:

“Te Amo y siempre te Amaré, Sevilla de mis amores”

José Ignacio Molina (socio nº 1223)

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